Este mensaje, acuñado por FEDACE es, sin duda, el ‘mantra’ de la Fundación Pita López. Gracias a su fuerte convicción por garantizar el derecho de rehabilitación de TODOS los pacientes con daño cerebral sobrevenido, su compromiso personal y profesional y el esfuerzo con el que se enfrentan a la recuperación del paciente, sean cual sean sus secuelas, logran que personas como Valentín, Juan Carlos, Agustín o Mercedes, entre otros, se sientan esperanzados por seguir adelante y vuelvan a recuperar su vida.
Referente en España
No nos cansaremos de decirlo: el espíritu de esta Fundación es único y debe servir de referencia nacional. Actualmente, este organismo financia tratamientos a pacientes, que por sí solos no podrían costear.
La realidad en la que nos encontramos es que la Seguridad Social no tiene recursos para asumir este tipo de rehabilitación, a pesar de que el ictus es la primera causa de discapacidad en España, y sólo hay un centro de referencia estatal especializado: el CEADAC que, además, descarta casos severos y en personas con más de 45 años…
Así las cosas, la única alternativa es acudir a servicios privados. Es aquí cuando nos topamos con el negocio de esta enfermedad: de media, un centro privado cuesta entre 1.500 y 3.000 euros mensuales. ¿Y quien no pueda costearlo? Queda apartado del sistema por sus secuelas. Así de simple. Así de lamentable.
Ejemplos de superación
Esta Fundación ha demostrado que existen alternativas. Pero para llevarlas a cabo es necesario creer en las personas y confiar en su capacidad de superación. Ayer, en su cena benéfica, pusieron un vídeo (que nos hizo llorar a muchos) donde contaban la historia de personas con daño cerebral sobrevenido, de todas las edades, completamente desatendidos y olvidados por el sistema público, con padres/hijos/hermanos hundidos…que habían recuperado la esperanza gracias a la Fundación Pita López. Se nos saltan las lágrimas recordando el caso de una mujer de menos de 50 años, que tuvo que venir a Madrid desde Galicia, con diagnóstico casi vegetativo, porque en esta comunidad no hay centros especializados que la atiendan. Una vez iniciado el tratamiento, pusieron un momento con el que fue difícil contener las lágrimas: le muestran un bebé y, sin apenas poder moverse, se ve en su rostro un esfuerzo sobrehumano por intentar tocarlo… Indescriptible.
Esta Fundación cumple su tercer año al servicio de las personas con daño cerebral sobrevenido. Desde Familias SOS Ictus estamos convencidos de que esto es sólo el principio y que pronto vendrán retos tan ambiciosos como su vocación por ayudar a los demás.
¡¡¡Muchas gracias por hacer que las vidas de nuestros familiares puedan ser vividas!!!
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